María Zambrano, primera mujer premio Cervantes

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María Zambrano Alarcón nació el 22 de abril de 1904 en el municipio Vélez-Málaga de España. Fue hija de Blas Zambrano y Araceli Alarcón, padres que compartían el amor hacia la enseñanza y que se desempeñaron en la profesión de maestros.
Autora malagueña, filósofa, pensadora, ensayista y, de igual manera, poeta. Alumna y seguidora del también filósofo español Ortega y Gasset. Escritora de gran variedad de obras, entre las cuales destaca Filosofía y poesía (1939), El hombre y lo divino (1955), Delirio y destino (1989), Hacia un saber sobre el alma (1950), etc.
Encontró su fin en este mundo, falleciendo a los 86 años, el 6 de febrero de 1991, en Madrid, pero quedando inmortalizada a lo largo de sus escritos y en el pensar de los españoles.

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María junto a otros autores en Madrid. Fotografía: Fundación María Zambrano

Primeras publicaciones
Con un año de edad, María Zambrano y la familia de la pensadora se trasladaron a Madrid, para posteriormente establecerse en Segovia durante 1905. El motivo de ese cambio de ciudad se debió a que a su padre le asignaron la cátedra de Gramática Castellana en una escuela de la urbe. Es precisamente por ello que allí transcurre gran parte de su adolescencia y de la de su hermana, Araceli.
En 1914 publicaron por primera vez uno de sus artículos en una revista de ex alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria San Isidro, por lo que ahí es donde da uno de sus primeros pasos en el área.
Diez años más tarde, regresa junto a su familia a Madrid, donde ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad. En 1928 inició su doctorado, además de ser colaboradora de la sección “Aire Libre” del diario El Liberal.
Posteriormente, en 1931, comenzó a ejercer como profesora de filosofía auxiliar en la Universidad Central de Madrid. En 1932, 1933 y 1934, la poeta colaboró animadamente en la Revista de Occidente, la revista Los Cuatro Vientos, la Hoja Literaria y Cruz y Raya.

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María en su etapa en Italia. Fotografía: Fundación María Zambrano

Espíritu viajero
Tras casarse con el intelectual Alfonso Rodríguez Aldave, viajó a Chile, Cuba, Francia, México y Estados Unidos. En su paso por México, fue designada profesora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Posteriormente, se trasladó a Puerto Rico y a Cuba donde vive de forma intermitente. Tras el reencuentro con su hermana en París durante 1947, comienzan nuevamente a cambiar de residencia, pasando por Cuba, México e Italia, donde se reencontró con antiguos amigos.
Roma sirvió de inspiración para que la pensadora creara El hombre y lo divino (1955), Los Sueños y el Tiempo, y Persona y democracia (1988). A finales de 1964 regresa a Francia, donde dio vida a otras de sus obras: La tumba de Antígona (1967), y Claros del bosque (1977).

Reconocimientos
No fue hasta después de 1966 que su trabajo fue tomando relevancia en España, después de que el filósofo español José Luis López publicara un artículo sobre ella en la Revista de Occidente.
En 1981 se crea el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, con el cual fue galardonada durante su primera entrega. En 1982, fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Málaga.  Finalmente en 1988 recibió el Premio Cervantes.

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Doodle como homenaje a esta gran pensadora

Curiosidades sobre esta mujer brillante

  • Durante el 2017, Google realizó un Doodle para rendir homenaje a esta pensadora. En la ilustración se pudo notar cómo aparecía la silueta de la mujer, sentada en el marco de una ventana con un libro sobre sus piernas.
  • El legado de esta filósofa continúa tras su muerte con la Fundación María Zambrano.

Una de las mujeres brillantes del mundo de las letras que dejó huella con su obra y ayudó a abrir camino a todo un futuro prometedor de escritoras.