Las mujeres en el teatro

Las mujeres en el teatro

Hoy es un buen día para hacer un pequeño resumen sobre cuál ha sido el papel de las mujeres en el teatro, un arte en el que, afortunadamente, cada vez pisamos con más fuerza.

Ya desde tiempos de la antigua Grecia, de la pluma de Sófocles llegaba Antígona, mujer paradigma del amor filial y de la rebelión, dispuesta a transgredir todas las leyes. Ya desde entonces la mujer aparece en una dualidad constante de ejemplo y condena, dos condiciones que la acompañarán siempre. Pero ¿qué pasó después? Con la llegada de la Edad Media, el rol de la mujer en los actos sacramentales desapareció y a partir de ahí comenzó a considerarse un acto digno de condena, que relegó a las mujeres a la literatura y la creación clandestina.

Antígona. Las mujeres en el teatro
«Cuando Creonte se convirtió en mujer»
Carmen Machi (Creonte) y Manuela Paso (Antígona) en la versión de Miguel del Arco del clásico de Sófocles. Foto: Luis Castilla

En el Siglo de Oro los corrales de comedias invadieron nuestro país y con ellos las compañías que recorrían cada una de nuestras ciudades, en las que viajaban familias completas y donde a las mujeres se les había prohibido participar. Famoso es el memorial firmado por un grupo de 14 actrices españolas, encabezadas por Mariana Vaca y María de la O, en el que relataban que, estando casadas con autores de comedias, la prohibición de actuar les hacía no solo pasar necesidad, sino que habían tenido que suplir su falta en las representaciones con hombres haciendo sus papeles, algo que provocaba aún más escándalo.

A través de un Real Decreto de 1587, se autoriza la presencia de actrices en los escenarios, aunque limitándolo a dos condiciones; la primera es que solo representasen aquellas mujeres que estuvieran casadas; la segunda que siempre representasen papeles de mujer y vestidas como tales. “Cuando se decidieron a legislar ya había muchas cómicas recorriendo los caminos en sus carromatos”. Aun así, y aunque efectivamente se casaban, algunas de ellas vivieron separadas de sus maridos, por maltrato u otras circunstancias, o bien se quedaban viudas y no se volvían a casar. En general, a pesar de leyes y decretos, las actrices, “tenían mala reputación y mucho poderío”. La Calderona, por ejemplo, fue amante de Felipe IV y  madre de Juan José de Austria.

Lejos quedan ya, afortunadamente, aquellos tiempos, y hemos crecido y vivido con todo tipo de grandes mujeres en el teatro. Julieta enamorada hasta la tragedia; Lady Macbeth encarnando el mal; Doña Inés, una heroína que tras los cánones de la época salva a Tenorio de la condena en el infierno; o aquella Bernarda Alba, seña de fuerza y opresión.

Hoy podemos hacer toda una lista, no solo de personajes, sino también de directoras como Alba Valldaura o Carlota Ferrer, y otra mucho más grande de actrices que siguen labrando un duro camino de éxitos y sufrimientos como Carmen Machi, Ángela Molina o Blanca Portillo. A todas ellas, que nos abren el camino y a todas las que vendrán, hoy, les damos las gracias por ser parte y hacernos parte del Día Mundial del Teatro.