DESCANSA EN PAZ, PESCAÍTO

Son palabras de la madre de Gabriel. Lamentablemente, a día de hoy es difícil no conocer la desgarradora historia y el fatal desenlace de la desaparición del pequeño. Como si de una pesadilla se tratara, sus padres estuvieron 12 angustiosos días buscando a su hijo; batidas por la zona, concentraciones, entrevistas en los medios de comunicación…todo por hacer ruido por conseguir que la persona o personas que se habían llevado al niño lo devolvieran con vida. Imposible imaginar que la única responsable, o al menos así apunta la investigación abierta en este momento, fuera la actual pareja del padre, Ana Julia Quezada.

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Patricia destrozada hablando con la prensa los días de la desaparición

La actitud de Patricia en todo momento ha sido admirable. Destrozada, hundida, muerta en vida…pedía por favor que las redes sociales y el mundo entero se convirtieran en una gran pecera, que «pescaítos» de colores inundaran el gran vacío que ella sentía para intentar ablandar el corazón de los que creía retenían a su hijo. Gabriel quería ser biólogo marino, de ahí ese pequeño homenaje a su hijo que se convirtió en un fenómeno viral a las pocas horas. «Pescaítos» con mensajes positivos que ahora también se usan para dar el último adiós a Gabriel.

El amor intenso y puro de una madre que, pese haber perdido lo que más quería, no proyecta odio ni rencor. Nadie se puede imaginar cómo se siente en estos momentos. El día en que ha dicho el último adiós a su pequeño. Un funeral multitudinario en el que no solo Almería estaba presente, sino que toda España vive con intensidad estos días. Llora con cada noticia, con cada detalle que se conoce, y sufre impotencia y dolor al pensar en Gabriel y en sus padres.

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Gabriel Cruz, días antes de desaparecer

Pese a la inmensa tristeza y rabia, Patricia pide que se deje actuar a la justicia y que no brote el odio en nombre de Gabriel, porque él no lo querría. «Que lo que quede de este caso sea la fe y las buenas acciones que han salido por todos lados y han sacado lo más bonito de la gente». «No quiero que todo termine con la rabia que esta mujer ha sembrado. Me gustaría que terminara en ese mar de gente que se ha movido: todos por Gabriel», insiste Patricia.

Todos éramos y somos Gabriel, y también Patricia Ramírez. Una mujer fuerte y valiente, muy valiente, porque lo más sencillo en estos momentos sería dejar que brote el odio y el rencor, pedir venganza… y ella, sin embargo, nos está dando una lección de pura bondad.