La compositora al piano que deslumbró a Europa

Clara Wieck compositora pianista

Nos gustaría hoy hablar de Clara Wieck, una niña prodigio y una de las más grandes pianistas del siglo XIX. Estuvo casada con Robert Schumann, momento a partir del cual sería conocida como Clara Schumann. Además de ser una virtuosa del piano, se dedicó a ser compositora y editora de las obras de su esposo, algo que ya no era tan normal ni estaba tan bien visto en una mujer de la época.

En el siglo en el que Clara tuvo que vivir era respetado ser una pianista de éxito. No es que ella fuera una mujer «feminista«; sin embargo, destacó porque en la mayoría de los casos era una profesión que las mujeres abandonaban para dedicarse a sus familias. No fue así con Clara: no solo continuó siendo una pianista de prestigio hasta pocos años antes de su muerte, sino que además retó a los hombres de su tiempo con sus composiciones. A pesar de ello siempre se encontró bajo el yugo del costumbrismo y la sociedad tradicional de la época y podemos leer en sus diarios cosas como: “Alguna vez creí que tenía talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué podría esperarlo yo?”.

La compositora Clara Schumann al piano
Clara Wieck al piano

Su destino estaba en la música. Desde muy pequeña, su padre la instruyó y con tan solo nueve años se estrenó como pianista, estando ya de gira por París a los doce. Ese mismo año se publicaba en Alemania su primera obra compuesta para piano. Estaba destinada a ser una triunfadora. Fue entonces cuando Robert Schumann apareció en su vida, un joven estudiante de piano nueve años mayor que ella  y que se instala en su casa bajo las directrices de su padre. De ahí nació una amistad que acabaría convertida en un amor convulso, pero duradero.

La historia romántica y tormentosa de Robert y Clara bien merecería una película al más puro estilo ‘Amadeus’. Cuando Robert se instala en su casa, no es más que un aprendiz que se iniciaba en la composición sin demasiadas aspiraciones. Poco después comienzan una relación amorosa en secreto. Friedrich Wieck se negó rotundamente al casamiento, no deseaba ver a su hija con un compositor sin reputación ni reconocimiento pero, a pesar de la negativa, la pareja se casa y emprende una dura batalla legal entre padre e hija por la validez del matrimonio; el tribunal finalmente avaló la decisión de los jóvenes.

Su historia de amor dejó innumerables muestras. Ambos eran amantes de la escritura y compartían diarios que han dejado buena prueba de ello. Robert siempre la animó a componer e incluso publicó en secreto y bajo su nombre muchas de las composiciones de Clara; nunca sabremos con exactitud cuántas de las composiciones de Robert eran íntegramente suyas, probablemente su trabajo fue siempre conjunto. De hecho, en la época era habitual que los compositores mostrasen al público su propia obra al piano, pero un problema en la mano de Robert hizo que fuera su mujer la encargada de difundir sus composiciones.

Clara Schumann compositora y Robert Schumann
Clara y Robert Shumann

La vida no les trajo toda la felicidad que ansiaban; crisis y depresiones fueron frecuentes en la vida de Robert Schumann y la pérdida de cuatro de sus ocho hijos también afectó a su serenidad. La teoría más aceptada actualmente es que padecía trastorno bipolar, aunque la gran intensidad creativa de Schumann se concentraba en sus periodos de lucidez.

Tras enviudar, además de dar conciertos, Clara Schumann se dedicó a la enseñanza y siguió con la composición. Su carrera continuó en los más altos niveles profesionales hasta pocos años antes de su muerte, dedicando su vida como concertista a difundir la obra de su marido. Realizó alrededor de cuarenta giras de conciertos por el continente europeo y en todos lados era recibida con los más altos honores.

Lo más probable es que durante toda la vida que Clara y Robert pasaron juntos la realidad de sus composiciones fuera solo una, siendo además ella su editora. Puede que ni siquiera podamos distinguir sus estilos compositivos al encontrarse totalmente mezclados. Lo que no podemos negar es que, sin ella, la obra de Robert Schumann no hubiera llegado al lugar que hoy ocupa y que como mujer marcó un hito al ser reconocida en todos los ámbitos como una auténtica profesional, con un sueldo digno, equiparable al del resto de virtuosos de la época, que le permitió durante muchos años ser el único soporte económico de la familia.