Max, el perro de la suerte

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Es 22 de diciembre. Para muchos españoles, el soniquete de los niños de San Ildefonso desde las ocho de la mañana marca el pistoletazo de salida de la Navidad. Es un día cargado de ilusiones, de sueños, de planes… ¿Quién no ha fantaseado alguna vez qué haría si le tocara la lotería? Es uno de los días más bonitos del año.

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Sorteo de la Lotería de Navidad

Detrás de cada premio se esconden infinitas historias. Y detrás de cada anuncio de la Lotería de Navidad también. Es uno de los momentos más esperados, por tradición, cada Navidad. Y este año nos sorprendía la presencia de un actor un tanto peculiar. Con cara pizpireta y orejas puntiagudas, aparecía Maximiliano, Max para los amigos. Un perro que se convertía en el compañero inseparable de una joven extraterrestre que llegaba hasta la Tierra para estudiar el comportamiento humano. Max pasó el casting de Alejandro Amenábar gracias a su habilidad para bostezar. Ainhoa es su dueña; le adoptó hace cuatro años y medio: “Llegó a mi casa en enero de 2013, me enamoró la cara de pillo que tiene. Max ahora es maravilloso, inteligente, vivo, cariñoso y juguetón. Fue rechazado dos veces y abandonado. Sus primeros meses fueron complicados”. Pese a ser un perro noble, la vida de este actor perruno no ha sido sencilla. “Mis primeros meses de vida fueron un tanto duros y, debido a esto, tuve que buscarme la vida lo mejor que pude. Aprendí a engañar a todo aquel que se cruzase en mi camino con tal de conseguir un pedazo de pan. Floritura por aquí, floritura por allá… en fin, lo necesario para conseguir aquellos bocatas ricos de calamares del sur. Por cierto, de allí soy yo, de Sevilla, no podía ser de otra manera “, así es como describe sus primeros meses de vida Max.

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Max durante el rodaje del anuncio

Sí, han leído bien, Max tiene su propia página web en la que muestra sus grandes dotes de actor. Ainhoa rescató a su compañero de la protectora sevillana El Buen Amigo. La primera familia que lo adoptó lo devolvió a la protectora. «No le daban los cuidados que requería y quisieron deshacerse de él por el embarazo de la mujer». Pero luego llegó a su vida Ainhoa, quien lo adoptó a los siete meses y se lo llevó para Madrid. «Enseguida, mi dueña se percató de mis grandes habilidades para las artimañas y trucos y me enseñó unos cuantos más, pero algo más refinados…», continúa en su web. Este fue el inicio de su carrera en el mundo de la pantalla. «Ahora soy ya un actor consolidado y estrella mundial. O casi». Un final feliz para un perro abandonado. Una segunda oportunidad que muchos otros perros no tienen y que son abandonados en plena calle o que llegan a protectoras de animales totalmente desbordadas.

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Max con su amigo Nicolás

Max, además de dar compañía a Ainhoa y de contribuir con su caché a pagar los gastos de la casa, se ha convirtió en una ayuda para Nicolás, vecino de la joven. Nicolás es un niño de 10 años, que ahora avanza en su recuperación y según sus padres es gracias a Max. Max y Nicolás eran vecinos; hace dos años el pequeño se encontraba en estado vegetal, síndrome del cautiverio, debido a una operación cerebral. Fueron los lametones de Max en sus dedos los que consiguieron que el pequeño moviera sus manos después de permanecer tres meses en ese estado . Ahí comenzó una historia de amistad y una recuperación que aún continúa.

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Ainhoa dueña de Max

Max encontró su premio gordo en Ainhoa, quien cuida de él a diario y le brindó una segunda oportunidad. Ella ya piensa en proyectos futuros para su compañero. “Estoy pensando en realizar un cortometraje de la vida de Max, de cómo ha pasado de ser un vagabundo a una estrella de cine. Transmitir también el mensaje de adopción responsable de animales y de la importancia de los animales de terapia y su utilización en hospitales y otros centros”.