No dejar de caminar, nunca. El primer exoesqueleto infantil nace en España.

En el mundo, 60 millones de personas han perdido la capacidad de caminar. 17 millones son niños afectados por enfermedades neuromusculares, parálisis cerebral, espina bífida o lesión medular. Desde el momento en el que pierden la capacidad de caminar, sufren una degeneración fisiológica y psicológica que condiciona su calidad de vida y su esperanza de vida. Los especialistas médicos coinciden en que mantener la capacidad de andar es clave para el  tratamiento de su enfermedad y conllevaría una mejora significativa de su calidad de vida. Elena García decide encabezar una iniciativa para impulsar un cambio a este respecto, tratando de poner a disposición del gran público la tecnología que lo pueda hacer posible. Así es como nace Marsi Bionics, y con él, el primer exoesqueleto infantil.

La atrofia muscular espinal es una enfermedad degenerativa para la que actualmente no existe una cura En España afecta a uno de cada 10.000 bebés, quienes reducen de forma drástica sus esperanzas de vida, esto debido a las complicaciones derivadas de la falta de movimiento.

Si observamos los avances que hasta ahora ha habido en el desarrollo de los exoesqueletos, estos han estado siempre enfocados a su utilización en adultos y para labores industriales. Es a través de esta PYME española de la que, por primera vez, se ha comenzado a desarrollar un exoesqueleto pensado en mejorar la calidad de vida y la capacidad de caminar de los niños.

Antes de convertirse en una empresa, todo el proyecto parte de estudios dedicados a la innovación en el  Centro de Automática y Robótica (CAR), centro mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM); y ahora busca abrirse un hueco en el mercado con la intención de hacer de los estudios una realidad tangible para aquellas personas que lo necesitan.

Elena García nos cuenta las bases del resultado de sus años de investigación: “El exoesqueleto es un robot que se acopla a las piernas y al tronco y ayuda al paciente a levantarse y caminar, le asiste para que no pierda la capacidad de marcha, tiene un efecto terapéutico y supone una mejora en la calidad de vida si lo consigue incorporar a su vida diaria”.

Exoesqueleto-Marsi-Bionics
Exoesqueleto infantil desarrollado por Marsi Bionics

El primer modelo que han implementado se podría utilizar en niños desde 3 años hasta 14, de manera que se puede adaptar al crecimiento, pero más importante es que se adapta a la sintomatología. La atrofia espinal afecta a las neuronas de la médula espinal y poco a poco hace que los músculos se vayan atrofiando, la columna se vaya doblando y se dificulta también la capacidad respiratoria.

El exoesqueleto está formado por una serie de motores que actúan como músculos artificiales, cinco en cada pierna; con ellos se suple la funcionalidad normal de cada una de las articulaciones y los grados de movimiento de cada una de las piernas. Tiene, además, un ordenador a bordo que va generando los patrones de marcha lo más parecidos a la marcha natural. A pesar de la existencia de ese ordenador, quien comanda realmente los movimientos es el niño que lo lleva puesto con sus propias acciones. En cada una de esas articulaciones hay unos sensores de altísima sensibilidad que son capaces de identificar la intención de movimiento, por pequeña que sea. El modelo que ha desarrollado Marsi Bionics  incluye articulaciones inteligentes que modifican la rigidez de forma automática y se adaptan a la sintomatología de cada niño en cada momento

Exoesqueleto-Alvaro
Álvaro caminando con el exoesqueleto

A día de hoy el proyecto se encuentra en una fase de pruebas preclínicas para demostrar que cumple realmente su funcionalidad y tratando de demostrar su efecto terapéutico, que es para lo que ha sido desarrollado. Todas las pruebas se realizan con pacientes voluntarios tanto del Hospital Ramón y Cajal de  Madrid como del San Juan de Dios en Barcelona, que han sido siempre dos entidades colaboradoras del proyecto. La concreción de este exoesqueleto es fruto de un trabajo de años que ha supuesto una inversión millonaria. La propia investigadora afirma: “Más allá de lo físico, el uso de este robot tiene mucho impacto psicológico en los pacientes, ya que les permite hacer algo que pensaban que nunca podrían hacer”.

Durante un año, los pequeños seleccionados realizarán tres entrenamientos semanales de una hora, consistentes en caminar usando el exoesqueleto, y se controlarán varios parámetros para determinar si en ese tiempo ha mejorado la calidad de vida del paciente, cómo tolera su cuerpo el uso continuado de este aparato y si realmente se han frenado los efectos secundarios de la atrofia muscular.

Aún tendremos que esperar un tiempo para poder ver un uso extensivo del exoesqueleto pero, sin duda y nunca mejor dicho, este será un GRAN PASO.