El Ironman solidario

 

Pablo, del Colegio Fundación Gil Gayarre, es uno de los niños por los que participé en el Iroman de Lanzarote 2017. Viajó junto a su familia para verme correr. Él tiene una discapacidad bastante avanzada, era la primera vez que montaba en avión y llevaba muchísimo tiempo sin prácticamente andar. Pues se contagió tanto del ambiente de la prueba, de verme correr y de tantas emociones que estuvo cerca de 30 minutos andando por la línea de meta. Solo por haber hecho feliz a ese niño, todo el esfuerzo y sacrificio que supone prepararse y darlo todo durante la competición ya mereció la pena, Emilio Moreno.

Emilio cuenta sus experiencias en la web www.tri4dream.com

Con cuatro hijos todo es más complicado, pero no imposible

Emilio siempre vio en el deporte una vía de escape. Amante del fútbol, siempre ha competido en el deporte rey en diferentes equipos madrileños. En 2013 dejó el fútbol de manera activa, pues sigue disfrutando con su Madrid, y se enganchó a correr. Como persona constante y con afán de superación, necesitaba algo más: “En agosto de 2014, después de aprender más o menos a nadar, hice mi primer triatlón Sprint en Palencia. Probé el Olímpico un mes más tarde y ya mi cabeza se fue a la Media Distancia, donde debuté en mayo del 2015 en el Ironman 70.3 de Barcelona. Además, fue mi primera carrera que tenía un fin solidario. Hice otro Medio Ironman en octubre y de ahí a plantearme dar el paso a la famosa distancia Ironman. ¿Y dónde mejor que en Lanzarote? Sin duda, una de las pruebas más míticas del mundo”. Descubrió un deporte que se ha convertido en mucho más que una o dos competiciones al año. Cada día come, entrena y descansa para conseguir los objetivos. Un deporte muy duro que exige entrenamientos diarios, sin importar fechas en el calendario, para que el día de la prueba la fortaleza física y mental se multiplique por 1.000; “Para qué voy a engañar a nadie: sí, es duro. Muy duro. Física y mentalmente. Las dos cosas tienen que estar muy unidas porque si no se convierte en una hazaña muy difícil de conseguir”.

Emilio junto a sus cuatro hijos

Casado con Rocío, hace cuatro años se convirtieron en familia numerosa. Un equipo de cuatro niños: Lucas, Jacobo, Pablo y Bosco, que se han convertido junto con su mujer en el mejor entrenamiento. Si le faltan fuerzas, Emilio sabe que ellos tiene el mejor revitalizante; “El tema de los niños y mi familia es lo que más sorprende a la gente que me pregunta. ¿Cómo lo haces teniendo 4 hijos? Pues con mucho sacrificio, pero no sólo de mi parte, sino también de mi familia, porque al final es tiempo que le quito a ellos. Pero, afortunadamente, tanto mis hijos como mi mujer y mis padres, que son mi legión de fans, están encantados con lo que hago y creo que bastante orgullosos de lo que hago. Me gusta inculcar a mis hijos los valores que transmite este deporte: el esfuerzo, el trabajo, la constancia o la superación. ¿Y mi mujer? Es una Santa, sin su ayuda y comprensión, todo esto no sería posible. Somos un buen equipo”.

Emilio junto a Alex, un chico de la Fundación Gil Gayarre

Pasos solidarios

Emilio sabe bien lo gratificante que es dar el último paso antes de alcanzar la meta. El tiempo se para en ese momento, el deportista solo escucha su respiración. Por fin se culminan meses de preparación y sacrificio. Por eso un día pensó que ese momento podía dedicarlo a gente que realmente lo necesitara. Recaudar dinero también es un gran esfuerzo. Emilio lo sabía y por eso para su primer reto solidario tenía que elegir un buen escenario: el Ironman 70.3 de Barcelona. Con su participación recaudó 5.000 euros para escolarizar niños en Kenia a través de una ONG Amigos de Nyumbani; “La experiencia fue tan gratificante que a partir de ahí en cada Ironman que hiciera, conseguiría dinero para una causa”. En Lanzarote 2016 recaudó 4000€ para ayudar a Eugenia, una niña con parálisis cerebral que necesitaba ayuda para pagarse su tratamiento rehabilitador. Y en Mayo de este año más de 5000€ para la Fundación Gil Gayarre con el fin de conseguir material escolar especializado para niños con discapacidad intelectual”.

Emilio junto a Pablo, en silla de ruedas, en el hotel de Lanzarote

Pablo Avisón, un niño con discapacidad intelectual, fue la razón de Ironman Lanzarote 2017. Probablemente uno de los triatlones más duros del mundo, en el que los y las deportistas deben recorrer 3,8 kilómetros a nado, 180 kilómetros en bicicleta y una maratón de 42 kilómetros a pie. El reto, abierto en www.migranodearena.org, tenía un objetivo muy concreto: adquirir mesas multicontacto para ayudar a los alumnos que, como Pablo, tienen mayores necesidades de apoyo. A través de estos dispositivos tecnológicos sus profesores pueden personalizar los materiales educativos, lo que mejorará su enseñanza, y contar así con herramientas más actuales para estimular y potenciar el aprendizaje.

El reto solidario conseguido para Pablo

Con un tiempo de 12 horas, 20 minutos y 38 segundos Emilio alcanzó la meta; “Tanto sacrificio, tanto esfuerzo, tanta dedicación… 8 meses se me pasan por delante en tan solo 2 minutos. Pegué un grito, apreté los puños, y le choqué la mano a Lucas, mi hijo mayor. Sí, de nuevo era finisher del Ironman de Lanzarote”. En ese momento Pablo y su familia estaban en la línea de meta, volaron hasta Lanzarote para dar el último aliento a Emilio antes de alcanzar la meta. Reto conseguido y ayudas para Pablo y otros niños de la Fundación; “Se me pone la piel de gallina. Solo por haber hecho feliz a ese niño, ya mereció la pena el competir allí. También muchas veces pienso en los niños que han podido ir a la escuela en Kenia gracias a esa carrera en Barcelona o el buen año que pasó a Eugenia gracias a mi primer Ironman. Muy orgulloso de todo lo conseguido”.

Emilio cuenta como se preparar para los retos a través de un canal de Youtube

Emilio tiene nuevos retos en marcha. En 2018 correrá el Campeonato de Europa Ironman en Frankfurt. Es otra prueba muy especial para la que ya busca un nuevo reto solidario. Emilio: el “iroman solidario”, una persona que sabe lo que significa el sacrificio, el afán por superarse, el no rendirse cueste lo que cueste. Fiel reflejo del dicho que dice: “querer es poder”. Y si encima es por una buena causa, su esfuerzo adquiere el mejor de los significados.